El emprendedor veterinario

MVZ. Ernesto Ávila Escalera

Clínica Veterinaria del Bosque

Si estás en los negocios, necesitas entender del ambiente, necesitas tener una visión del futuro, necesitas conocer el pasado.

Carlos Slim

Este será el primero de muchos artículos relacionados con el emprendimiento veterinario, en los que trataremos aspectos como análisis de mercado, liderazgo, marketing, finanzas, recursos humanos, regulaciones y mucho más.

Si bien es cierto que el médico veterinario es eminentemente un profesional de la salud que incide en la producción de proteína de origen animal; en el cuidado de la salud humana a través de la medicina preventiva, evitando enfermedades zoonóticas de origen viral, bacteriano, parasitario; y en la orientación a los tutores en el desarrollo de perros y gatos emocionalmente estables para evitar agresión hacia los seres humanos, muchos otros grandes médicos veterinarios son espléndidos cirujanos, internistas y especialistas en áreas muy específicas como la dermatología, oftalmología, ortopedia y muchos etcéteras. Vemos que el mercado de la medicina y cirugía de perros y gatos está experimentando cambios constantes, incluso durante la pandemia por la COVID-19. Durante el periodo de 2020-2022, muchas clínicas y hospitales veterinarios crecieron a doble dígito, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Hospitales A.C. (2021). Otros mercados, como es el de alimento para mascotas y todas las empresas que están dentro del Grupo AMASCOTA-CONAFAB (Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados), que agrupa el 92% de la participación del mercado en México, durante el mismo periodo 2021 también crecieron a doble dígito. Las empresas que ahí participan, con un valor de mercado de alimento para perros y gatos en el año 2021 de 60,000 millones de pesos, registraron un crecimiento del 6% en volumen y del 8.5% en valor; sin embargo, durante 2023, según datos de ISCAM, el mercado de pañales para bebés decreció -0.6 y el de alimento para mascotas creció 4.5%. México es un país con 80 millones de mascotas, de las cuales 43.8 millones son perros, 16.2 millones gatos y 20 millones una variedad miscelánea de animales de compañía pequeños, como aves de ornato, patos, gallinas, acuarios, etc., de acuerdo con cifras del INEGI de 2021. Con todo y la ligera contracción del mercado durante 2023, se estima que el 2024 crecerá en pet food alrededor del 7%.

Más allá de este impresionante desarrollo del mercado de los animales compañía, está el gran reto al que como médicos veterinarios nos tenemos que enfrentar a pesar de ser un área en la que no tenemos las herramientas, es decir, la preparación académica para ser empresarios. Es común que cuando lo hacemos como médicos veterinarios y no como directores de empresas veterinarias enfrentemos problemas de planeación estratégica. No importa el tamaño, si es un pequeño consultorio con uno o dos médicos o un gran hospital con decenas de colaboradores, el común denominador es que cuando terminamos los estudios acudimos como asistentes a una clínica veterinaria, vemos más o menos el manejo de la misma y entramos en el “Síndrome de Juan Escutia” (nos envolvemos en la bandera y nos tiramos a lo bruto). Lamentablemente muchas de estas clínicas veterinarias, que inician con la mejor de las intenciones, terminan quebrando en periodos muy cortos, pues solo cuatro de cada 100 de estas clínicas veterinarias llegan a los 10 años; de estas, no todas alcanzan el nivel de satisfacción deseada por los médicos veterinarios emprendedores e inician desgastes laborales innecesarios. Por ello, este texto pretende colaborar en los diferentes capítulos para que cada día los consultorios, clínicas y hospitales veterinarios sean prósperos con crecimiento continuo y logren satisfacer todas las necesidades de quienes emprenden esta maravillosa aventura de ser emprendedor veterinario.

Uno de los grandes retos que presentan los países emergentes como México, y en general América Latina, consiste en desarrollar una cultura profesional del emprendedor veterinario, ya que para muchos médicos veterinarios, el hablar de gestión es hablar de aspectos “abstractos”.

En países desarrollados con porcentajes de crecimiento hay un “gran motor” en la actividad de los emprendedores y muchas de estas empresas generan la mayor cantidad de nuevos empleos; por ejemplo, en Estados Unidos y China, el 90 y el 80% de los empleos, respectivamente, es generado por nuevos proyectos emprendedores. Si vemos la cantidad de innovaciones, incluidas las innovaciones en el área de la medicina veterinaria o relacionadas con animales de compañía, estas provienen de pequeñas empresas emprendedoras que dinamizan los mercados, por eso hoy más que nunca necesitamos emprender en México y América Latina para desarrollarnos. Pero, paradójicamente, es en nuestros países en donde se presentan mayores obstáculos para concretar nuestras empresas veterinarias de manera exitosa. En el Global Entrepreneurship Monitor del Babson College de Boston 2021, en el que se considera a la población económicamente activa que se dedica a emprender, varios países latinoamericanos ocupan los primeros lugares del ranking mundial. Chile, Argentina, Brasil y México, por ejemplo, se ubican en tercero, quinto, séptimo y octavo lugar, respectivamente, con más del 20% de la población económicamente activa dedicada a nuevos emprendimientos. Pero cuando se evalúa la tasa de éxito luego de 4 años, todos los países de la región aparecen entre los últimos lugares, con los peores resultados. Esto mismo lo vemos cuando observamos a los médicos veterinarios que abren un consultorio, clínica u hospital veterinario, pues son muy pocos los que vemos a los 10 años.

Para enfrentar y revertir esta tendencia ante el contexto desfavorable que tenemos en nuestro país en todos los ámbitos de gobierno (federal, estatal o municipal), económico, y nuestra falta de interés en gestión, la idea es desarrollar al máximo nuestras capacidades y mejorar la probabilidades de éxito. Para ello, esperamos poner un grano de arena en el éxito de los colegas médicos veterinarios emprendedores.

En la década de 1980 en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, la palabra emprendedor era inexistente. Hoy, las escuelas y facultades de medicina veterinaria han avanzado mucho, ya que en la actualidad se cuenta con cátedras de administración, economía y gestión un poco más apegadas y menos de pizarrón. En los congresos cada día hay más charlas sobre gestión, incluso en México se creó la Asociación Mexicana de Hospitales Veterinarios A. C (2021), enfocada en el desarrollo empresarial veterinario. En su mayoría, la bibliografía existente sobre gestión veterinaria consiste en traducciones de países angloparlantes o bien españolas, que si bien son muy buenas, no reflejan en algunos puntos la realidad del desarrollo de las clínicas y hospitales veterinarios en Latinoamérica. Algunos ejemplos de esta literatura trata de cómo calificar a una empresa para trabajar con minorías y conseguir subsidios estatales, cómo hacer una IPO (oferta pública de acciones), cómo acceder a listados de compañías de capital de riesgo para obtener financiamiento, etc. La verdad es que todo los ejemplos anteriores son muy buenos, si estuviéramos en Estados Unidos, Canadá o Europa, pero no aplicables para alguien que quieren emprender una clínica u hospital veterinario en México, Colombia, Argentina. Casi todos los emprendedores veterinarios están viendo cómo subsistir, más que cómo crear valor para sus propietarios.

Durante la pandemia por Covid-19 se apreciaron serias consecuencias durante el año 2020-2021: desaparecieron 1.5 millones de empresas, es decir, una de cada tres; 54% fueron del sector comercio y manufactura, lo que no quiere decir que no impacte al sector veterinario. Esto representó el 32.6% de unidades productivas que había en mayo 2019. Las Pymes y micronegocios que tienen entre 6 y 15 empleados y facturación entre 1.5 y 7 millones de pesos están apenas saliendo de esta crisis por la pandemia cuando ya estamos entrando en una nueva crisis por la inflación global derivada de la invasión de Rusia a Ucrania y que impactará a las pequeñas empresas. Por otro lado, en México tenemos muchos obstáculos oficiales y “no oficiales” que complican la apertura y crecimiento de nuevas empresas, entre ellas las clínicas y hospitales veterinarios. Durante el 2024 y 2025 habrá muchos cambios en el mercado. Al igual que en países como Estados Unidos, España, Francia e Inglaterra, el mercado de la medicina veterinaria para perros y gatos se está institucionalizando y grupos de inversión buscarán consolidar asociaciones o adquisición de clínicas y hospitales veterinarios para formar grandes consorcios. Independiente a si decidimos asociarnos o vender, debemos tener muy bien estructurados nuestros centros veterinarios en todos los indicadores clave de rendimiento (KPI) y todo deberá estar en orden en lo administrativo, estados financieros, contables, resultados, contrataciones, etc.

En la crisis existen dos tipos de personas, las que lloran y las que venden pañuelos desechables, ¿cuál quieres ser?

Esperamos que este texto ayude a muchos colegas que inician, como la inmensa mayoría, con mucha ilusión, mucha pasión, pero poco capital.

¿Qué es un emprendedor veterinario?

Hace muy poco tiempo, el que un médico veterinario dijera que era un empresario, emprendedor o comerciante era altamente vergonzoso, incluso algunos médicos veterinarios que todavía tienen sus consultorios no tienen anuncios del giro fuera del establecimiento porque su ética profesional no se los permite.

Cuando se está en la universidad estudiando medicina veterinaria no todos tienen en el radar ser un empresario. Posiblemente nos imaginamos en un consultorio, en el mundo académico, haciendo especialidad, maestría o doctorados, pero son muy pocos quienes se visualizan emprendiendo; por ello, definir qué es un emprendedor veterinario puede ayudar para tener los objetivos más claros.

  • Un emprendedor es una persona que detecta una oportunidad y crea una organización (o la adquiere o es parte del grupo que la hace).
  • El proceso de emprender se refiere a todas las actividades relacionadas con detectar oportunidades y crear organizaciones para concretarlas.

Es sabido que hoy que la relación humano-animal se ha fortalecido por muchos factores sociales. Cada día más en Latinoamérica, los animales de compañía son parte de la familia, cada día hay menos perros y gatos en los patios y más al interior de las casas. Esto ha desarrollado la necesidad de ofrecer mejores servicios en medicina y cirugía veterinaria, así como un mejor servicio en zootecnia, como es el caso de entrenamiento canino, nutrición y alimentación. Estos son solo algunos de los ejemplos de las necesidades detectadas, pero el punto es cómo satisfacer estas necesidades. Por ello, el emprendedor tiene la visión de detectar el qué, cómo y dónde.

Existen muchos mitos sobre lo que es un emprendedor. Uno de ellos es pensar en que los emprendedores vienen de familias que brindarán el apoyo económico y que después de obtener su título de médico veterinario están listos para abrir su negocio. No quiere decir que no haya excepciones, pero no es el común denominador: capital y título universitario no garantizan el éxito.

Otro mito sobre los emprendimientos es la edad; se piensa que están destinados únicamente a los jóvenes universitarios, pero existen muchos médicos veterinarios rondando los 50 años o más que estaban enfocados en otras áreas de la medicina veterinaria, como la producción de huevo, carne o salud pública; sin embargo, por diferentes razones han decidido emprender en una empresa veterinaria, una clínica u hospital veterinario y han logrado el éxito.

Por lo anterior, ni capital, ni grados académicos, ni edad son garantías de éxito, lo que se necesita es coraje y convicción en lo que uno quiere emprender.

Los grados académicos no son objetivos de vida, son herramientas que nos sirven para alcanzar objetivos de vida.

Ernesto Ávila Escalera

Así, para ser un emprendedor hay que considerar los siguientes once puntos:

  1. Emancipación: muchos de los médicos veterinarios que deciden emprender lo hacen por la búsqueda de libertad e independencia como principal motivación.
  2. Moderación en la ambición por el dinero: paradójicamente y contrario a lo que mucha gente piensa, para los emprendedores el dinero no es el objetivo, es una consecuencia de emprender exitosamente. En los negocios se invierte a corto, mediano y largo plazo y aquellos que esperan tener utilidades a corto plazo terminarán frustrados. Tener éxito de un día para otro es muy fácil, solo requieres 5 años de trabajo bien enfocado.
  3. Pasión: emprender no es para cualquiera, muchos seremos criticados por familiares, amigos y colaboradores. Emprender es un proyecto en donde el emprendedor deberá tener la motivación dentro y creer en cuerpo y alma en el proyecto.
  4. Resultados: los emprendedores en general son soñadores, pero sobre todo hacen, hacen, hacen; independiente de las capacidades intelectuales, su enfoque está en los resultados concretos. No hay crisis que aguante 10 horas de trabajo.
  5. Espiritualidad: no quiere decir religiosidad, pero el balance entre emociones, intelecto, espíritu, salud física, finanzas, profesión, amigos, familia, sociedad y comunidad son fundamentales.
  6. Novatos: totalmente lo contrario a las “vacas sagradas” que lo saben todo, mantener la mente abierta para aprender nuevas cosas sobre el negocio.
  7. Disfrutar: es muy importante vivir y disfrutar cada paso, cada momento y no esperar hasta cumplir con el objetivo, esto evitará frustraciones.
  8. Éxitos compartidos: comparte los éxitos con tu equipo, no te cuelgues “medallas ajenas”; reconoce en cada uno de los integrantes del equipo la importancia de construir juntos.
  9. Determinación: tomar decisiones es muy importante, de lo contrario alguien más las tomará por ti. Ya tomadas, hay que tener seguridad y firmeza en tus acciones.
  10. Optimismo: tendencia a ver las cosas en su aspecto más positivo y más favorable.
  11. Responsabilidad incondicional: no culpar a los demás por nuestras decisiones y errores o éxitos, el emprendedor es en el negocio un protagonista, no importa si son uno, dos o 50 colaboradores en la clínica veterinaria, eres un emprendedor veterinario.

Elementos de la clínica veterinaria

Los tres elementos de una clínica veterinaria son:

  • Proyecto.
  • Capital
  • Emprendedor

Cuando no alcanzamos el éxito se puede deber a alguno de los tres elementos o a la combinación de los tres: el emprendedor no fue bueno, no obtuvo el capital necesario o el proyecto estaba equivocado. De estos elementos, tanto el proyecto como el capital dependen en gran medida del emprendedor. El emprendedor brillante logrará conseguir el capital y sacará adelante el proyecto. El emprendedor mediocre, por más papá rico y generoso que tenga, no levantará la clínica u hospital veterinario; existen algunas excepciones, en donde se conjunta el capital con el talento y son una maravilla, pero no la regla.

Emprendedor ¿nace o se hace?

No existe una respuesta absoluta, es la combinación de aspectos ambientales y genética: ontogénica (ontos = ser, genia = génesis, el origen del ser). Estos aspectos son en gran medida la experiencia que vivimos durante las primeras etapas del desarrollo de nuestra vida: el ambiente, las experiencias, los ejemplos. Por otro lado, y probablemente en menor grado, está la genética; muchos grandes emprendedores vienen de generaciones de emprendedores, si bien algunos otros desarrollan sus habilidades con capacitación académica y aprendizaje técnico. Nadie tiene el título de “aprendiz permanente” ni de “100% autoestima”, las capacidades del emprendedor se van modelando con el tiempo, siempre y cuando se tenga el firme interés de desarrollarlas y logre verlas como un claro multiplicador del potencial emprendedor.

Odín Dupeyron, actor mexicano, en uno de sus monólogos, hace referencia a una persona que decía; “quiero cantar, amo cantar, me esfuerzo por cantar”, pero no da la nota, no serás cantante y punto, yo por más que me esfuerzo por ser un ciclista de élite, no seré un ciclista de Le Tour de France, por más que entrene fútbol no seré Lionel Messi, pero si tienes la meta de ser emprendedor y te preparas, aprendes de gestión y entrenas, puedes llegar a ser un muy buen emprendedor veterinario, si bien ser emprendedor no es para cualquiera.

En los emprendedores veterinarios existen los siguientes:

  • Superviviente: es el emprendedor que quería dedicarse a otra área como la producción de leche, huevo o carne, pero no se le dio la oportunidad, el mercado se contrajo, las políticas públicas no fueron las óptimas… Entonces decide entrar al mercado de la medicina y cirugía de perros y gatos, consigue un local y se autoemplea en su clínica veterinaria, válido, sí, ¿posibilidad de éxito? Probable.
  • El multi-chambas oportunista: es el médico veterinario emprendedor que un día abre una clínica veterinaria porque vio que era redituable, otro día hace entrenamiento canino, otro día abre una distribuidora veterinaria, otro es criador, incursiona en áreas fuera de la medicina veterinaria, pero no se enfoca y no concreta ningún proyecto.
  • El “Rocky Balboa”: es el médico veterinario emprendedor que, independiente a las modas u oportunidades de mercado, decide seguir adelante con el proyecto, aprendiendo nuevas técnicas de gestión veterinaria. Es el emprendedor que lleva en la sangre, en las entrañas, llevar a término los proyectos empresariales. Como dice una frase de la película: “si crees que lo mereces ve por él, pero tienes que estar dispuesto a aguantar los golpes.

La diferencia entre tener éxito y fracasar está casi siempre en los “multi-chambas oportunistas”, que son quienes un día vieron la oportunidad en un área de la industria veterinaria, otros están abriendo una clínica, otros están abriendo una distribuidora, otros están regresando a alguna empresa de la industria o dejan este mercado para incursionar en uno distinto como venta de seguros o sector inmobiliario. Estos casi siempre fracasan en los puntos 2, 3, 9 y 11 de nuestro acrónimo del emprendedor, pues tienen ambición desmedida por el dinero rápido, no ponen la pasión necesaria, no son firmes en sus decisiones y, sobre todo, no ponen suficiente compromiso en lo que están emprendiendo. El emprendedor “Rocky Balboa” es el que decide ser profesionalmente emprendedor y toma esta decisión de forma consciente, preparándose en todo momento para serlo.

Algo interesante entre los emprendedores de cepa es que tienen ideas que pueden escalar. El montar una clínica veterinaria no es una idea nueva, es una buena idea simple, pero preguntémonos: ¿cuánto mide el mercado? ¿Cuánto tengo que invertir? ¿En cuánto tiempo tendré retorno? ¿Quiénes son los competidores? ¿Cuánto podemos facturar? ¿Cómo haremos crecer a nuestra clínica veterinaria? ¿Qué más podemos ofrecer a nuestros clientes? Por increíble que parezca, muchos médicos veterinarios no nos preguntamos esto y más. Existe un libro que se llama La estrategia del océano azul, el cual describe cómo es que las empresas, en este caso las clínicas veterinarias, se destrozan por las mismas presas (clientes) y por eso el océano se transforma en rojo. Al generar nuevas ideas podemos buscar océanos azules, ofrecer algo que no esté en el mercado veterinario, algo diferente en la percepción de los tutores de animales de compañía. La pregunta es, cómo generamos esas ideas.

¿De dónde surgen las ideas?

William Bygrave, profesor del Babson College of Boston, presentó estadísticas en donde muestra que el 90% de las ideas que se ponen en marcha vienen de la actividad empresarial desarrollada anteriormente; algunos ya fuimos parte de una clínica veterinaria, venimos de empresas de la industria veterinaria, de alguna manera tenemos una idea del mercado y sus necesidades; solo el 10% de estas ideas vienen de un flash de inspiración. Las buenas ideas no son 100% originales.

Abrir un consultorio, clínica u hospital veterinario no es una idea única, muchos colegas veterinarios desde hace décadas han tenido la misma idea. Recientemente, muchos han decidido implementar ideas de negocio como recurrir a nuevas tecnologías, laboratorios integrados, resonancia magnética, tomografía, etc., pero ninguna de ellas es original. Por lo anterior, todos podemos tener una buena idea; la diferencia es la implementación de la misma, de ahí que el emprendedor y su equipo tengan muy claro esto último; es la diferencia entre el qué y el cómo. Una de las diferencias que existe entre los centros veterinarios exitosos y los que fracasan es en la capacidad de escalar el proyecto. Durante la década de 1970, la “idea” era abrir la clínica veterinaria en las plazas comerciales, hoy en la década de 2020 vemos que los hospitales buscan lugares con visión a futuro en donde puedan hacer expansiones, pero ¿cuál será la siguiente idea para implementar? Es ahí en donde estará el reto.

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