Aspergilosis en perros y gatos

MVZ.DIPL.MC. Verónica Montes de Oca Basilio
Clínica Ranchito Pet y Académico de MVZ-UVM

Dr. Lázaro F. Verdiguel Fernández
Profesor de Carrera de la FMVZ-UNAM, Lab. de Microbiología Molecular

Resumen

La aspergilosis es una enfermedad infecciosa causada por hongos del género Aspergillus, siendo A. fumigatus el más común. Afecta principalmente los tejidos respiratorios, con posibilidad de diseminarse a otros órganos. Se presenta en humanos y animales, con diferentes manifestaciones como aspergilosis sinonasal en perros y gatos, y aspergilosis sinoorbitaria en felinos. El diagnóstico implica técnicas directas e indirectas, incluyendo cultivo, histopatología, y pruebas serológicas. El tratamiento varía según la localización y la gravedad de la enfermedad, involucrando antifúngicos tópicos y sistémicos, además de desbridamiento quirúrgico en algunos casos. El pronóstico es variable y depende del diagnóstico oportuno y el estado del paciente.

Palabras clave: aspergilosis, Aspergillus, A. fumigatus, respiratoria, sinonasal, sinoorbitaria, diagnóstico, tratamiento, pronóstico

Abstract

Aspergillosis is an infectious disease caused by fungi of the genus Aspergillus, with A. fumigatus being the most common. It mainly affects respiratory tissues, with the possibility of spreading to other organs. It occurs in both humans and animals, with different manifestations such as sinonasal aspergillosis in dogs and cats, and sino-orbital aspergillosis in cats. Diagnosis involves direct and indirect techniques, including culture, histopathology, and serological tests. Treatment varies depending on the location and severity of the disease, involving topical and systemic antifungals, as well as surgical debridement in some cases. Prognosis is variable and depends on timely diagnosis and the patient’s condition.

Keywords: Aspergillosis, Aspergillus, A. fumigatus, respiratory, sinonasal, sino-orbital, diagnosis, treatment, prognosis.

Introducción

La aspergilosis es una enfermedad infecciosa, no contagiosa, que afecta sobre todo los tejidos respiratorios generalmente de individuos inmunodeprimidos, con la posibilidad de que el agente etiológico se disemine por vía hematógena a otros órganos. Esta afección es ocasionada por hongos ascomicetos del género Aspergillus; la especie involucrada con mayor frecuencia es A. fumigatus, sin embargo, también se ha reportado A. flavus, A. nidulans, A. niger, A. terreus, A. deflectus y A. felis, entre otras.

El género Aspergillus lo integra un grupo de hongos filamentosos, hialinos y septados que presentan reproducción asexual y sexual o teleomorfa. Estos hongos potencialmente patógenos se distribuyen ampliamente en la naturaleza, sobre todo en el suelo, donde degradan materia orgánica participando en el ciclo del carbono y el nitrógeno. Son ubicuos debido a su capacidad de adaptación a un amplio rango de condiciones ambientales.

Aspergillus fumigatus, pertenece al subgénero Aspergillus, sección Fumigati, al estado teleomorfo se le nombró como Neosartorya fumigata. Microscópicamente (fig. 1), A. fumigatus se caracteriza por la producción de conidióforos erguidos con vesícula apical que soporta al esterigma, donde se originan las cadenas de conidios. Los conidióforos pueden presentar una pigmentación amarillo verdoso o verde, son relativamente largos (300 a 500 µm) y cada uno se origina de un segmento especial de una hifa tabicada, conocido como célula del pie o basal. Sobre la mitad superior de la vesícula se encuentra una sola serie de fiálides. Los conidios son esféricos, por lo general lisos y dispuestos en largas cadenas que tienden a inclinarse hacia un eje central.

La aspergilosis se presenta en el hombre y los animales. Las aves son especialmente susceptibles, pero ocurre también en reptiles, insectos y mamíferos, ocasionando una serie de trastornos que van desde alergias hasta enfermedad no invasiva, semiinvasiva e invasiva con mal pronóstico. En perros y gatos, las infecciones por Aspergillus spp. incluyen queratomicosis, otitis externa, aspergilosis de senos paranasales y orbitaria, así como aspergilosis broncopulmonar. En perros, las tres principales formas son la infección sinonasal, broncopulmonar y diseminada, siendo la aspergilosis sinonasal la más frecuente.

Aspergilosis sinonasal en perros

La aspergilosis sinonasal es una enfermedad debilitante, no invasiva, de curso subagudo a crónico en perros y gatos .Al inicio se manifiesta por estornudos recurrentes, estornudo inverso y secreción nasal serosa unilateral intermitente. Conforme la infección progresa se vuelve bilateral para tornarse mucopurulenta o sanguinolenta; no es raro que ocurra epistaxis, con dolor, ulceración, hipocromía o despigmentación del plano nasal (fig. 2). La epífora sucede cuando el conducto nasolagrimal se destruye o como consecuencia de la invasión a la órbita, padecimiento descrito principalmente en gatos. Los animales en etapas avanzadas se muestran letárgicos e hiporéxicos y derivado de esta condición pierden peso. Según Sharp et al., los perros afectados son en el 80% de los casos, sobre todo animales de 7 años o menores; a pesar de ser capaz de desarrollarse en cualquier raza, es más común en perros grandes dolicocéfalos y mesocéfalos, presentándose el mayor número de casos en Pastor Alemán, Rottweiler, Border collie, Retrievers y Rhodesian Ridgebacks. Por el contrario, en braquicéfalos el diagnóstico de aspergilosis sinonasal es raro.

Es importante señalar que la mayoría de los pacientes con aspergilosis sinonasal regularmente no muestran evidencia de compromiso inmunológico sistémico; sin embargo, se ha sugerido que los mecanismos inmunitarios locales pueden encontrarse afectados como resultado de síndromes de inmunodeficiencia adquirida o genética, traumatismos, cuerpos extraños y otras patologías nasales relacionadas con neoplasias, que son factores relevantes a considerar en la presentación de este padecimiento, no así enfermedades sistémicas, metabólicas o autoinmunes.

Aspergilosis sinonasal y orbitaria en gatos

Por otra parte, en gatos, la aspergilosis de senos paranasales y orbitaria es poco frecuente y aunque puede presentarse en cualquier gato, las razas braquicefálicas, a diferencia de los perros, suelen ser las más afectadas, como los persas, que se consideran los más predispuestos para ambas afecciones, especialmente la infección sinoorbitaria. El rango de edades en los que ocurre la afección ronda entre 1 y 13 años y no se ha demostrado que esta micosis afecte a un sexo en particular, pero la aspergilosis orbitaria en felinos se considera una enfermedad emergente que va en aumento, al parecer debido a inmunodeficiencias derivadas de infecciones virales, por lo que su tratamiento es complicado con pronóstico reservado.

El agente etiológico reportado con más frecuencia en la aspergilosis sinoorbitaria en gatos es Aspergillus felis, seguido de especies crípticas de la sección Fumigati; no obstante, en la aspergilosis sinonasal el principal involucrado sigue siendo A. fumigatus.

En cuanto a las manifestaciones de la aspergilosis sinoorbitaria, los signos clínicos involucran exoftalmos, protrusión del tercer párpado, así como lesiones granulomatosas o en masa, e incluso ulceración de la fosa pterigopalatina (fig. 3). En casos extraordinarios es posible que ocurra invasión del nervio óptico y ello provoque ceguera. Los animales afectados se encuentran inapetentes con disfagia. En algunas ocasiones, después de presentarse los signos clásicos de la aspergilosis sinonasal puede sobrevenir la afectación de la órbita.

Aspergilosis broncopulmonar y diseminada

Por su parte, la aspergilosis sistémica o generalizada se desarrolla en primera instancia en el tracto respiratorio inferior, es decir, como una afección broncopulmonar que puede diseminarse por vía hematógena a múltiples órganos o permanecer de forma localizada; esto dependerá del estado inmunológico del paciente. No resulta extraño que, en la aspergilosis broncopulmonar y diseminada, participen otros patógenos oportunistas agravando el cuadro considerablemente.

Los perros con aspergilosis diseminada suelen mostrarse inapetentes o anoréxicos, con baja condición corporal. Los signos incluyen sobre todo tos, fiebre de hasta 40.1 °C, en algunos casos ataxia y paresia en extremidades con atrofia muscular y cojera, dolor de columna, signos vestibulares, convulsiones, anomalías oculares (coriorretinitis, hipema, panoftalmitis) y linfadenomegalia periférica.

En cuanto a los gatos, la aspergilosis invasiva o broncopulmonar localizada no ocurre con frecuencia, es rara y en las ocasiones en las que se ha presentado, existen condiciones evidentes de inmunodepresión, como infecciones virales, cáncer, quimioterapia o diabetes mellitus.

Queratomicosis ulcerosa

En gatos, la colonización fúngica de la córnea se asocia con infección por herpes virus o como consecuencia de aspergilosis sinoorbitaria.

Otomicosis por Aspergillus spp.

Este padecimiento no es común; ocurre principalmente en gatos que presentan diabetes mellitus y en perros puede surgir después de otitis externa que ha sido tratada con múltiples y prolongados tratamientos de antibióticos. Estos casos requieren una revisión minuciosa e indagar para encontrar la causa primaria, la cual es posible que se relacione con alergias

Patogenia

La patogenia de la aspergilosis de tracto respiratorio superior inicia cuando el individuo inhala los conidios del hongo, que son las estructuras infectantes. Estos, al presentar un tamaño pequeño (2 a 3 µm), logran sobrepasar los mecanismos anatómicos de la inmunidad innata, depositándose en la cavidad nasal, senos paranasales o ambos. Una vez en este sitio, los conidios se adhieren a las células epiteliales y aunque un individuo promedio inhala cientos de estos propágulos, no todos desarrollan la micosis, por lo que, como se explicó, en ausencia de una respuesta inmunitaria local adecuada, los conidios germinan y dan lugar a las hifas, que se extienden por la cavidad nasal pero no más allá del epitelio mucoso.

En los gatos que desarrollan aspergilosis sinoorbitaria, el hongo coloniza el tejido submucoso de la cavidad nasal y el seno, llegando por medio de la órbita al espacio retrobulbar, desencadenando una respuesta inflamatoria intensa que agrava el cuadro clínico debido a la formación de una masa retrobulbar.

La patogénesis de la aspergilosis broncopulmonar y diseminada tiene lugar después de que los propágulos o conidios son inhalados, llegan a los alvéolos y se adhieren a las células epiteliales. Una respuesta inmunitaria deficiente propicia que los conidios formen hifas y colonicen el tejido mediante la formación de micelio. Algo que debe mencionarse es que el hongo presenta tropismo por los vasos sanguíneos lo que facilita al microorganismo diseminarse por vía sanguínea. Asimismo, esa predilección por el endotelio vascular puede generar su ruptura, ocasionando hemorragias profusas, a menudo fatales.

Resulta interesante señalar que, como parte de los mecanismos propuestos en la evasión de la respuesta inmunitaria se encuentra la melanina, un pigmento presente en los conidios, el cual protege contra la lisis enzimática y los oxidantes al cubrir de carga negativa a la célula fúngica, dificultando la fagocitosis.

La virulencia de A. fumigatus es multifactorial, cuenta con un poderoso arsenal enzimático y produce una serie de toxinas que pueden estar implicadas en la respuesta inflamatoria por parte del hospedador y el daño extenso en los cornetes, estructuras óseas, lámina cribosa y órbita. Entre los metabolitos secundarios que secreta el hongo se encuentran triptoquivalinas, espinulosinas, fumiclavinas A, B y C, ácido kójico, ácido hevólico, fumitremorginas A, B y C, verruculogen, fumigatina y gliotoxina, pero a pesar del esfuerzo para conocer el rol que presentan en el desarrollo de la micosis, este aún no es del todo claro. Sin embargo, en el caso de gliotoxina, esta se considera un factor de virulencia importante debido a la toxicidad que presenta hacia las células de los mamíferos, implicada en la inmunodepresión, y es posible que facilite el desarrollo de la aspergilosis en su forma invasiva o sistémica.

Diagnóstico

El diagnóstico de la aspergilosis se lleva a cabo mediante el uso de técnicas directas e indirectas, las cuales se explican a continuación.

Técnicas de diagnóstico directo

Se sustentan en el aislamiento e identificación del agente etiológico por medio de cultivo micótico, así como la visualización de estructuras fúngicas en los tejidos mediante el examen directo de la muestra usando un agente aclarante, como el hidróxido de potasio al 10% adicionado con tinta colorante (Quink Parker). El blanco de calcoflúor también es de utilidad, ya que evidencia la presencia de hifas cuando se observa la preparación al microscopio de inmunofluorescencia. La citología a partir de fluidos o lavados es importante para el diagnóstico ante mortem.

Cultivo micótico

Los hongos pertenecientes al género Aspergillus son microorganismos poco exigentes en sus requerimientos nutricionales, por lo que el aislamiento se realiza en medios de cultivo de rutina como Sabouraud dextrosa agar o Agar dextrosa papa adicionado con antibióticos. El desarrollo fúngico suele aparecer aproximadamente 5 días después de haber sembrado la muestra (fig. 4). Las más adecuadas para casos de aspergilosis invasiva son el líquido cefalorraquídeo, orina, aspirados a partir de nódulos linfáticos, hígado, riñón y bazo. En los casos sospechosos de aspergilosis sinonasal, pueden enviarse al laboratorio hisopados de cavidad nasal en medio de transporte Stuart o solución salina fisiológica estéril al 0.9% y lavados nasales o lavado broncoalveolar en pacientes con aspergilosis broncopulmonar. Una vez que se obtiene el aislamiento, la identificación micológica se realiza mediante sistema de microcultivos seriados en agar Czapek-Dox con 24, 48 y 72 horas, incubando a 37 °C según la técnica de Ridell. Posteriormente, se procede a teñir los hongos con lactofenol azul de algodón para reconocer los conidióforos, vesícula y fiálides uniseriadas características del género Aspergillus (fig. 5).

Citología

La evaluación citológica de la cavidad nasal es una herramienta valiosa. Las muestras provenientes de aspirados de nódulos linfáticos en pacientes con aspergilosis diseminada suelen revelar hifas dicotómicas compatibles con Aspergillus spp. De igual manera, estas estructuras se pueden encontrar en riñón, pulmón o muestras óseas; se debe considerar la colección de muestra para cultivo.

Técnicas de diagnóstico indirectas

Se basan en la detección de anticuerpos u otros indicios que manifiesten la presencia del agente etiológico. El uso de técnicas serológicas, por ejemplo, el ensayo por inmunoadsorción ligado a enzimas (ELISA) para la detección de antígeno galactomanano ha mostrado ser de utilidad en perros. La inmunohistoquímica con el uso de anticuerpos monoclonales o policlonales es una herramienta de diagnóstico que permite detectar eficientemente antígenos de A. fumigatus a partir de lesiones tisulares. Por otra parte, las técnicas de imagenología, como la evaluación radiográfica, muestran la distribución y gravedad de las lesiones micóticas en los pulmones y otras estructuras anatómicas. Con la tomografía computarizada es posible visualizar lesiones pequeñas e inaparentes que en radiografía simple probablemente aún no sean visibles, debido a que proporciona imágenes detalladas de todo el tracto respiratorio. Adicionalmente, es posible aplicar técnicas de biología molecular, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para apoyar la caracterización del agente etiológico involucrado.

El hemograma, evaluación del suero sanguíneo y análisis de orina aportan información valiosa sobre el estado general del paciente, por lo que resulta necesario llevarlos a cabo.

Hemograma

La hematología en casos de aspergilosis del tracto respiratorio superior puede mostrar anomalías como anemia no regenerativa, así como neutrofilia generalmente leve, eosinofilia e hipoalbuminemia. En pacientes con aspergilosis invasiva se presenta leucocitosis por neutrofilia con desviación a la izquierda; es común la anemia no regenerativa como consecuencia de la respuesta inflamatoria o insuficiencia renal. En cuanto al perfil bioquímico sérico, se puede detectar hiperglobulinemia, azotemia, hipercalcemia e hipoalbuminemia. La urea y creatinina elevadas, así como la aminotransferasa y fosfatasa alcalina, son hallazgos que se manifiestan ocasionalmente.

Análisis de orina

En el examen de orina pueden mostrarse alteraciones como hematuria, piuria y hay reportes en los que incluso se observaron hifas en el sedimento de la muestra.

Imagenología

En radiografías simples de tórax, como se mencionó para los casos de aspergilosis diseminada, suelen formarse cavidades en el pulmón de los perros afectados, principalmente de raza Pastor Alemán. Se describe también un patrón bronquial o consolidación del lóbulo pulmonar; los nódulos linfáticos, sobre todo mediastínicos, se encuentran aumentados de tamaño, mientras que el derrame pleural e infiltrados alveolares a menudo son evidentes.

Por otra parte, la evaluación radiográfica de la columna puede mostrar discoespondilitis al menos en el 50% de los perros con aspergilosis sistémica. Estos casos severos también se manifiestan por cambios destructivos del hueso que sugieren osteomielitis y no se limitan solo a la columna, es posible que se afecte cualquier parte del esqueleto.

Para el diagnóstico de aspergilosis sinonasal o de orbita, la tomografía computarizada se recomienda por su alta sensibilidad en la detección de lesiones en cavidad nasal, las cuales pueden no reconocerse solo con la radiografía simple; de esta forma es posible visualizar cambios importantes en estas estructuras óseas, como la pérdida de los cornetes nasales y aumento en la opacidad de los tejidos blandos, lo cual indica inflamación, acumulación de líquido, moco o placas micóticas. 

En cuanto a la rinoscopia, suele ser particularmente importante realizarla en animales sospechosos de aspergilosis sinonasal (fig. 6). La evaluación de la cavidad nasal a menudo muestra, en casos avanzados, gruesas placas fúngicas regularmente de apariencia algodonosa que en su superficie se observan blancas, verdes o amarillas según el desarrollo micótico; la destrucción del cornete nasal en estos casos es significativa (fig. 7). Es importante recolectar una muestra para cultivo y aproximar el diagnóstico mediante citología.

Identificación molecular

En cuanto a la identificación molecular de Aspergillus spp, mediante la técnica de PCR punto final empleando iniciadores específicos se puede caracterizar eficientemente al microorganismo utilizando las regiones ITS del complejo de ADNr. De acuerdo con Jun y colaboradores (2001), estas regiones han demostrado ser de utilidad en la identificación de hongos patógenos, debido a la variabilidad que presentan en sus secuencias, obteniendo resultados deseables en la diferenciación de especies. Como se ha mencionado, el diagnóstico definitivo es por excelencia el aislamiento del agente etiológico, sin embargo, disponer de herramientas moleculares como la anteriormente referida, sobre todo si puede emplearse in situ, reduciría notablemente el tiempo que conlleva esperar el desarrollo in vitro del hongo, lo cual suele retardar las acciones pertinentes para el control de la enfermedad. Pérez y Carrasco (2000), han discutido sobre la confiablidad del aislamiento, argumentando que Aspergillus por ser un hongo cosmopolita, con facilidad contamina los tejidos, razón por la cual, para confirmar el diagnóstico, el aislamiento debe apoyarse de otros elementos como la histopatología. Pemán (2000) también coincide al respecto, en cuanto a la utilización de la PCR para el diagnóstico de esta micosis, pues la presencia de conidios en el ambiente y la elevada sensibilidad de la prueba pueden conducir a resultados falsos positivos. Por lo tanto, es preciso elegir tejido lesionado y colectarlo en condiciones asépticas, esto reduce la posibilidad de contaminación en la muestra.

Histopatología

El diagnóstico histopatológico se realiza mediante tinciones rutinarias con hematoxilina y eosina para evaluar las lesiones microscópicas producidas por el hongo. Los elementos fúngicos se visualizan con tinciones especiales de metenamina de plata, como la tinción de ácido peryódico de Schiff (PAS) y Gomori-Grocott a partir de muestras fijadas en formalina al 10%. En las lesiones tisulares las hifas se observan de forma paralela, septadas y ramificadas en ángulo de 45°C, es decir, dicotómicas. Es interesante mencionar que en aquellos tejidos o estructuras con elevada tensión de oxígeno se visualizan conidióforos no ramificados (fig. 8).

Los elementos fúngicos con la tinción de hematoxilina y eosina aparecen apenas coloreados, pero esta técnica se debe realizar, ya que permite valorar las lesiones tisulares que produjo el agente. En aspergilosis sinonasal, el daño aparece como extensas áreas de inflamación linfoplasmocítica y neutrofílica, así como necrosis, osteólisis e incluso se logra visualizar bacterias como consecuencia de infección secundaria. La histología de muestras provenientes de pacientes con aspergilosis sinoorbitaria evidencian inflamación granulomatosa severa y necrosis.

Diagnóstico diferencial

En la aspergilosis sinonasal es importante considerar como diagnóstico diferencial las neoplasias, ya que es la primera causa de secreción nasal no responsiva al tratamiento. La aspergilosis diseminada o sistémica debe diferenciarse de otras enfermedades de origen micótico que producen cuadros similares como coccidioidosis, histoplasmosis y criptococosis.

Tratamiento

El tratamiento de la aspergilosis es un reto y el éxito de este radica en el diagnóstico oportuno, el cual por desgracia no ocurre en la mayoría de los casos. Otra limitante son los recursos económicos y la disposición que tenga el responsable o tutor del paciente, pues el diagnóstico y tratamiento son costosos y prolongados.

El pronóstico de la aspergilosis puede ser favorable en casos de aspergilosis sinoorbitaria y sinonasal, siempre que esta se haya diagnosticado en una fase temprana, desde que se detecta secreción nasal. Si esta no responde al tratamiento antibiótico desde la primera vez, debe hacer pensar al médico veterinario en una neoplasia o enfermedad fúngica, recomendando de inmediato al tutor que se realice rinoscopia con toma de biopsia y cultivo, e imagenología (deseable tomografía computarizada o resosnancia magnética), ya que se puede perder tiempo valioso y dificultar el diagnóstico cuando se presentan infecciones bacterianas secundarias que dificultan más el reconocimiento de la enfermedad.

Una vez confirmado el diagnóstico de aspergilosis sinonasal, sobre todo en casos avanzados, no basta solo con la administración de antifúngicos, puede ser necesario el desbridamiento cuidadoso para remover el material fúngico adherido a la cavidad nasal, asegurándose de que no han quedado restos. Este procedimiento es traumático y doloroso, por lo que se realiza con el paciente anestesiado. Una vez que se retiran las placas fúngicas y se realiza el lavado con solución salina fisiológica esteril al 0.9%, se aplica un antimicótico tópico como enilconazol o clotrimazol al 1%. Este puede ser irritante para la mucosa, si bien debe continuarse con terapia tópica mediante la colocación de una sonda Foley y antifúngico por vía sistémica. No debe olvidarse que la mayoría de estos fármacos son nefrotóxicos y/o hepatotóxicos, por lo que siempre debe monitorearse el perfil renal y hepático del paciente. Para instaurar este tratamiento es de suma relevancia que la lámina cribosa permanezca intacta, ya que si esta se encuentra destruida, el tratamiento fúngico tópico puede ocasionar el desarrollo de signos neurológicos que conducirían a la muerte. Si el tratamiento tópico está contraindicado, es posible continuar con antifúngicos sistémicos del grupo de los azoles (ketoconazol, posaconazol, itraconazol y voriconazol).

En cuanto a la aspergilosis sinoorbitaria, el tratamiento es sistémico y para ello se puede administrar itraconazol, posaconazol o anfotericina B. Algunos autores recomiendan también la combinación con terbinafina.

La aspergilosis diseminada tiene un pronóstico reservado. Por desgracia, cuando esta es diagnosticada, la enfermedad ya está avanzada, con la afectación de los órganos afectados en muchos casos irreversible. Cuando se presentan signos nerviosos en pocos días sobreviene la muerte; sin embargo, si estos signos u otros como la dificultad respiratoria aún no se manifiestan, es posible que el paciente se mantenga por varios meses e incluso años en remisión, siempre que los antifúngicos sean adecuados y el individuo no deje de monitorearse. En otros casos, después de largos periodos de remisión, pueden recaer de forma súbita y morir.

Entre las muchas limitantantes en el tratamiento de la aspergilosis diseminada está el costo de adquisición de los antimicóticos, pues por lo regular aquellos que presentan menos efectos secundarios suelen ser difíciles de conseguir y ser de elevado precio, por lo que los tutores deciden practicar la eutanasia.

Los antimicóticos más utilizados son itraconazol, voriconazol, posaconazol y anfotericina B. La elección del tratamiento debería basarse en la identificación del género y especie del agente etiológico, así como en pruebas de antifungigrama y concentración mínima inhibitoria, pero estas no se realizan de forma rutinaria, por lo que el tratamiento resulta prácticamente empírico, ya que la susceptibilidad que presente el hongo puede variar de manera considerable entre cada aislamiento; por otra parte, pueden aparecer resistencias. Para el tratamiento de la aspergilosis diseminada no se recomienda el uso de fluconazol, pues se sabe que Aspergillus spp. muestra resistencia a este antimicótico.

Cuando la aspergilosis aún se encuentra delimitada o localizada, en casos de infección broncopulmonar, el pronostico es más alentador; sin embrago, el trataiento es agresivo y radical e incluso después de estudiar el caso minuciosamente se puede coniderar una lobectomía pulmonar.

Para el tratamiento de la queratomicosis ulcerativa se aplica por vía tópica voriconazol al 1% con intervalos de 4 horas.

Salud pública

La aspergilosis es considerada una saprozoonosis; sin embargo, no es una enfermedad que se transmita de los animales infectados al hombre ni entre animales infectados. El suelo y la materia orgánica relacionada con la presencia de animales tienen un rol fundamental, ya que es ahí principalmente donde el agente se desarrolla.

Conclusión

La aspergilosis es una enfermedad subdiagnosticada. Para que el tratamiento sea oportuno y exitoso, se requiere el empleo de múltiples herramientas diagnósticas que confirmen la enfermedad, estas incluyen hemograma, perfil bioquímico y análisis de orina; imagenología; serología; citología; histopatología; biología molecular (PCR); y cultivo micótico.

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